Pautas para despistados que quieren dejar de serlo
¿Pero dónde demonios he puesto el maldito título…?
Pautas para despistados que quieren dejar de serlo
Soy Eva y soy despistada. A los que no nos acordamos de nada algunos psicólogos prefieren decirnos que simplemente “nos despistamos a veces”, una forma de no etiquetarnos para siempre y no condenarnos a perder cosas continuamente y a no recordar (casi) nunca lo que tenemos que hacer.
Por Alicia Misrahi, periodista, escritora y periodista, autora de Yo me largo tour. No sin mi perro
Los que tendemos a la desmemoria, solemos dejar detrás de nosotros una estela de objetos olvidados y de gente esperando muy cabreada. Pero, según algunos psicólogos, tiene remedio.
A mí me debe venir de familia. Mi abuela se ponía una goma de pollo en la muñeca para no olvidarse de las cosas importantes. Una vez la encontré con una goma en la otra muñeca para recordar que llevaba la primera… Puedes probarlo. No sé… ¡buena suerte!
Yo lucho contra mis despistes a mi manera. A lo largo de años de sinsentidos he ido atesorando algunos recursos muy prácticos para vivir con más tranquilidad y no desesperarme:
10 pautas para despistados que quieren dejar de serlo (totalmente imprescindibles).
- Dedica cinco minutos a revisar que llevas todo lo que necesitas para salir de casa. Te puede evitar media hora perdida por tener que volver y, lo que es peor, el malhumor, el fastidio, el estrés, acudir a una reunión sin la documentación necesaria… En fin, esos pequeños asuntos enojosos de la vida desmemoriada.
- Cuando hace una hora que buscas algo y no lo encuentras, abandona la búsqueda. Aparecerá en el momento más insospechado. Buscando las gafas que acababa de perder, encontré la tarjeta de crédito que había perdido hace tres días. Lástima que ya la había anulado…
- No guardes nunca nada en un “lugar especial que seguro que recordarás” si nunca has almacenado nada allí antes.
- A ver cuándo aprendo, hace unos días encontré en un cajón el libro que estaba leyendo hace un mes mientras buscaba desesperádamente el contrato de alquiler.
- Intenta asociar acciones que realizas habitualmente a una misma hora, como tomar café, etc., con otras acciones que debes realizar y no recuerdas como llamar a tu familia o dar de comer al perro. El perro de Pavlov debe ser tu referente.
- Ten un cajón reservado para guardar los papeles importantes (o un baúl, o un contenedor, dependiendo del volumen de papelajos que te generen las diferentes administraciones). Para mayor seguridad, ponle una etiqueta que ponga “papeles importantes”. En cuanto tengas muchos, intenta ponerlos en carpetas por años o por temas (o según algún sistema que te resulte familiar, aunque sólo sea vagamente)…
- Introduce todos estos cambios en tu vida poco a poco. Si no, te vas a volver loco.
- Intenta dejar las llaves de casa siempre en el mismo sitio. Por ejemplo, colgadas de la puerta (a mí me resulta ideal), o de tu cuello.
- Lleva en un mismo llavero todas las llaves que necesites en tu día a día. Tendrás menos cosas que perder. La desventaja es que si las extravías, tu vida se convertirá automáticamente en un caos deprimente. Pero nada es perfecto.
- Reparte copias de las llaves de tu casa al menos a tres personas que vivan cerca de ti. Procura que no sean despistadas. Al cabo de un tiempo, estas copias volverán a tu poder porque habrás perdido las llaves tres veces. Cuando las tengas de vuelta, no olvides volver a repartirlas.
Y una más:
- Hazte amigo del vecino para poder saltar por su balcón a tu casa si es necesario. Si no tienes aptitudes atléticas, olvídalo (o consigue que salte tu vecino)
Más pautas para despistados que quieren dejar de serlo que he olvidado mencionar antes
Dispón una bandejita sobre el mueble de la entrada para llaves de todo tipo. No te llames a engaño; si pones un colgador de llaves, seguramente nunca llegarás a ponerlas en su sitio. Es más práctico y seguro tirarlas en una bandeja. A no ser que seas conserje o San Pedro, no te será muy difícil encontrar las que necesitas.
Destina un cajón para contener imprevistos, cosas con las que no sabes qué hacer en ese momento. Procura que no sea demasiado grande. Revísalo al terminar la jornada. Si te lo encuentras al cabo de unos meses, tira todo lo que no te haga exclamar: “¡Ostras, he estado buscando esto durante meses!”.
Escoge un pequeño mueble para guardar los objetos, utensilios, dispositivos etc… que son fundamentales en tu vida diaria. Si te sientes inspirado, puedes ordenarlos temáticamente en diversos estantes o incluso ponerlos en cajas: “objetos para el trabajo”, “objetos para el ocio”, “elementos para curar heridas y quemaduras” (recordar que se llama “botiquín”), “objetos para salir a pasear”… No guardes las cañas de pescar ni los pies de pato ahí, sólo crearías más confusión.
Guarda juntas todas las herramientas, preferiblemente en una caja destinada a tal fin, y también, pon en un cajón todo el material de oficina (mejor si es en un cajón del escritorio).
Ten una estantería de salida para poner todas las cosas que tienes que devolver a alguien o a otro alguien.
Pon etiquetas autoadhesivas en algunos cajones, muebles, cajas o armaritos donde guardes objetos, dispositivos electrónicos, pequeños electrodomésticos, enseres de cocina u otras cosas importantes que no usas diariamente. Aunque dé pereza. Empieza poniendo dos, no hay que matarse. Si eres obsesivo, calma tu ansiedad poniendo dos al día. Si eres dejado, pon al menos una al día.
“Lo dejo aquí un momento mientras…” NOOOOOOOOOOOOOOOOO! Ponlo inmediatamente en su sitio, tienes que aceptar, de una vez por todas, que no recordarás donde lo has dejado.
Intenta pasearte lo menos posible con cosas susceptibles de perderse (todas) en las manos. Mete todo enseguida en el cajón de papeles importantes o de objetos fundamentales o de objetos imprevistos.
Si no tienes más remedio que llevar algo de un sitio a otro, mételo en el bolsillo. Así, al menos, cuando te sientes, te acordarás. Si tienes que llevar cosas muy grandes, usa un bolso de casa para transportarlas (o unas alforjas).
¿Resignación? ¡No! Aceptación
Para empezar, hay estudios que demuestran que las personas despistadas son más inteligentes porque desechan lo insignificante y recuerdan lo que es relevante.
Piensa en positivo. Todos esos paseos que das buscando objetos perdidos varios, tonifican tus piernas. Asimismo, los cabreos o sustos morrocotudos que experimentas cuando no encuentras el móvil son buenos para la circulación y estimulan el corazón.
Siempre perderás algo, tómatelo con buen humor. Haz chistes sobre el tema. No te servirá para ser más ordenado pero al menos vivirás más feliz.
Si además de despistado, eres desordenado y/o obsesivo y/o patoso, lo tienes mal, chaval (o la llevas clara, chavala). Consulta con tu psiquiatra (por un módico precio, te doy el teléfono del mío).
¿Has intentado llevar una agenda más de tres veces y siempre ha sido un desastre? Olvida la idea, no te fuerces. No te estreses innecesariamente.
Para empezar: adopta al menos una de estas estrategias:
Aprovecha la tecnología: usa el avisador de eventos del móvil y la aplicación de notas rápidas del ordenador de forma que las veas nada más encenderlo… Déjate notas con los temas importantes en los sitios en los que no tienes más remedio que verlas, como debajo del cenicero, en el teclado del ordenador, sobre la cafetera, pegadas encima de la tapa del water…
Quizá puedes probar con algo más sencillo como tener una pizarra colgada en algún sitio bien visible, como una pared en una habitación. Yo he conseguido una pizarra magnética blanca con el payaso de Micolor que tengo en la puerta de la nevera. Da un poco de grima, pero me funciona.
Otra opción es usar un calendario con casillas para cada día, colgarlo en la cocina y apuntar todas tus citas, actividades etc. A veces el simple hecho de escribir algo hace que lo recuerdes. O no…
Si llevas bolso (o mochila o similar), busca primero las llaves, la documentación, el billetero o lo que sea en ese agujero negro del demonio. No basta con ser metódico al buscar, la experiencia me ha demostrado que es mejor volcar todo el contenido del bolso encima de una mesa vacía. De paso, líbrate de algunas porquerías que aparecen por ahí. Cuando hayas encontrado lo que buscabas, recoge todo el contenido válido del bolso. El resto, déjalo encima de la mesa. Ya lo recogerás… Tampoco hay que sobrexcitarse.
También puedes volcar el contenido del bolso o bolsón sobre el sofá. Se está más cómodo… Si estás fuera de casa y no hay una superficie plana elevada, hazlo sobre el suelo. Igual te toman por loco/a y a lo mejor hasta conoces a alguien interesante.
Pega una check-list con una lista de los objetos importantes que necesitas para salir de casa detrás de la puerta de la calle con el fin de que sea lo último que veas al salir. Cuelga también una postal que te guste para no olvidarte de consultarla. Cambia la postal con frecuencia para no dejar de ver la lista involuntariamente.
Piensa en lo que estás haciendo. Puedes contártelo en voz alta para ser más consciente de tus pequeños actos cotidianos: “salgo de casa y cierro la puerta con llave, guardo la llave en el bolsillo”. Si tienes perro o gato o yaco de cola roja, cuéntaselo a él, te sentirás menos raro y a él le encantará escucharte.
Si sigues perdiendo y olvidando (casi) todo a pesar de tus esfuerzos y de seguir estos consejos, consigue una pareja que vaya detrás de ti recogiendo lo que dejas olvidado y que pueda llevar tu agenda. Hazle caso cuando te recuerde lo que tienes que hacer y recompénsala con cariñitos, cenas, regalos que le gusten… Se está ganando el cielo contigo. El único inconveniente es que no puedes organizar cenas sorpresa.
Despiste y medicación
Si un día no recuerdas si has tomado las pastillas, no te preocupes, con la mayoría de medicamentos no ocurre nada grave. En caso de duda, dicen los médicos que es mejor no tomarlo, que por un día no pasa nada. Si es un tranquilizante, créeme, lo notarás al cabo de un par de horas…
Si tomas, por error, dos ansiolíticos seguidos, igual te entra sueño: duerme. Todo eso que se lleva el cuerpo… Para cualquier otro medicamento, consulta con tu farmacéutico.
Si los errores medicamentosos empiezan a ser frecuentes, quizá sería mejor que te plantearas usar un pastillero con tapa y con casillas para las pastillas de por la mañana, mediodía y noche. Pégalo con superglue a la encimera de un mueble para no extraviarlo.
Rellena el pastillero después de tomar la última pastilla del día.
Consejos que me acaban de venir a la mente
Si sueles olvidar que tienes la comida en el fuego, usa un relojito avisador. Estás en tu perfecto derecho de resistirte a este consejo y disfrutar del calcinado de macarrones.
Cada vez que pienses “luego lo guardo”, pégate una colleja. Guarda las cosas en su sitio en el momento.
Cuando pierdas algo que tenías en la mano hace un instante, intenta recordar el recorrido que has hecho y amplia el radio de búsqueda: probablemente tu cosa querida perdida no estará en los sitios por los que recuerdas haber transitado sino en uno que no tienes presente.
Revisa la nevera cuando hayas extraviado algo. Siente atracción por los despertadores, los botes de Nescafé, los trapos de cocina, los móviles, el mando de la tele… Créeme, sé lo que digo.
Si tienes que escribir un texto, haz un guión con las ideas importantes y sobre cómo tienes que ordenarlas (¡Vaya, esto se me podría haber ocurrido antes! Tenía un título genial para este artículo, pero lo apunté en un papelito suelto y ahora no lo encuentro).
Nunca vamos a ser ordenados, pero por lo menos podemos conseguir que nuestra vida deje de ser un caos y vivir con más tranquilidad. Y si no sigues ninguno de estos consejos, no pasa nada, lo seguirás perdiendo todo continuamente y continuarás cometiendo todo tipo de tropelías involuntarias, pero siempre tendrás anécdotas que explicar.
P.D. Llama a algún conocido mío. No encuentro las llaves y no puedo salir de casa. Calma: mientras alguien viene a sacarme de aquí, me dedicaré a buscar el papelito donde apunté el título de este artículo. Quizá así encuentre las llaves. En fin… ¡Que tengas un buen día!