La seductora de genios

Lou Andreas Salomé: la seductora de genios

99 historias de amor, Alicia Misrahi
Ylanaveva. 260 págs. 12 €.

La aristocrática Lou Andreas Salomé (1861-1937), filósofa, escritora y psicoanalista de origen ruso, fue admirada y amada por los principales hombres de su época. Sigmund Freud (1856-1939), a quien conoció en 1911 y con quien tuvo algo más que una amistad aunque nunca hubo sexo entre ellos, decía de ella que era una «mujer con una inteligencia temible». Con Freud, Lou aprendió las claves del psicoanálisis. Fueron veinticinco años de colaboración.

Sus relaciones con los hombres estaban determinadas por la gran pasión que ellos ponían en la relación y el retraimiento de ella, que siempre prefirió la comunión de las almas antes que la unión de los cuerpos.

Entre los que la amaron estuvieron los filósofos Nietzsche y Paul Rée; el poeta Rainer Maria Rilke; el fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud; el sociólogo Ferdinand Tönnies, el psicoterapeuta Poul Bjerre y el filósofo y psicólogo experimental Hermann Ebbinghaus. En los círculos intelectuales centroeuropeos se decía que quien conocía a Lou  Andreas Salomé a los nueve meses traía un libro al mundo.

Lou Andreas Salomé y sus dos filósofos

Lou Andreas Salomé, una mujer con inteligencia temible
Lou Andreas Salomé, «una mujer con una inteligencia temible» según Freud.

En 1882, cuando tenía veinte años, Lou conoció a Paul Rée (1849-1901). Él se enamoró perdidamente y Lou intentó convencerle en vano de las virtudes de una relación de hermandad sin sexo y mucho amor fraternal puesto que no se sentía atraída por él físicamente.

El tercer participante del trío de intelectuales –que fue presentado a Lou por el mismo Rée- sería Friedrich Nietzsche (1844-1900), el gran misógino. Fue la única mujer a la que el filósofo amó y de este amor frustrado nació el poema filosófico Así habló Zaratustra. Nietzsche pidió su mano por mediación de Rée, pero ella le rechazó.

Lou Andreas Salomé, Paul Rée y Nietzsche
Lou Andreas Salomé, Paul Rée y Nietzsche en 1882. Broma fotográfica de dos hombres rechazados por una mujer.

Lou y sus dos filósofos vivieron juntos un tiempo y formaron un ménage à trois metafísico al que denominaban la «Trinidad». Nietzsche se dio cuenta al cabo de un año de que no tenía nada que hacer con Lou quien, además, permaneció virgen hasta los treinta años. En febrero de 1883, Nietzsche, que temía por su salud mental, se encerró para sublimar su amor en la escritura de Así habló Zaratrusta, su vía de escape de la locura.

En cuanto a Rée, se suicidó en 1901 en el lugar donde Lou Andreas Salomé le había rechazado veinte años antes, lo que afectó muchísimo a Lou, que necesitó ayuda psicológica.

Virgen después del matrimonio

Lou Andreas Salomé y Friedrich Carl Andreas
Friedrich Carl Andreas consiguió que Lou se casará con él amenazándola con suicidarse. Foto de 1886.

Lou se casó en 1887 con Friedrich Carl Andreas (1846-1930), uno de los introductores del orientalismo en Europa. Con él mantuvo un peculiar matrimonio sin sexo. Lou accedió a casarse cuando Andreas, desesperado por sus negativas, cogió un cuchillo y se lo clavó en el pecho. Él nunca accedió a concederle el divorcio.

Lou Andreas Salomé y Rainer Maria Rilke
Rainer Maria Rilke, Lou Andreas Salomé y el poeta Spiridon Drozin en Rusia. 1900.

Con Rilke (1875-1926), Lou tuvo una relación madre-hijo. Cuando se conocieron, en 1896, él era un atormentado joven de veintiún años excesivamente dependiente de su madre, quien le había puesto los muy femeninos nombres de René Maria, en evocación de su hija mayor muerta, a la que nunca olvidó. De hecho, la madre de Rilke solía vestirle de niña cuando era pequeño. Lou cambió René por Rainer y consiguió quitarle un gran peso de encima. También le ayudó con psicoterapia.

Lou, que rehuía la intimidad, instaba en cambio a Rilke a la entrega total, a pesar de lo peligrosa que podía ser para ambos debido a su inestabilidad emocional: «Quiero alcanzar mi plenitud en ti como la plegaria del niño en la sonora alegría de la mañana, como un fuego de artificio en la soledad estrellada. Quiero ser tú. No quiero tener ningún sueño en que tú no estés, ningún deseo que tú no puedas o no quieras satisfacer. No haré nada que no sea para honrarte, no cultivaré ninguna flor que no sea para adornarte».

Lou Andreas Salomé, una mujer con inteligencia temible

Poesías a Lou Andreas Salomé

Aunque luego Rilke puso esta poesía en boca del religioso que se dirige a Dios, lo cierto es que en un primer momento la dedicó a Lou.

Cierra mis ojos, te seguiré viendo
Tápame los oídos, te seguiré escuchando
Sin pies, iré a buscarte
Sin boca, te seguiré nombrando.
Córtame los brazos, te seguiré cogiendo
Con el corazón como si fuera una mano
Arráncame el corazón y mi cerebro seguirá latiendo
Y si arrojas el fuego en mi cerebro
Te llevaré en mi sangre.

Del libro 99 historias de amor.
Ylanaveva, 2019. 12 €

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